Las características terapéuticas de las aguas termales radica en sus componentes químicos, físicos y biológicos. Los efectos químicos se encuentran vinculados con las substancias que posee el agua, los minerales que la componen, que al estar en contacto con la piel, pasan por ósmosis al torrente sanguíneo. En tanto que los efectos físicos se deben principalmente a la temperatura del agua, dado que ésta produce una vaso dilatación periférica, con la cual se mejora la oxigenación de los tejidos en la zona tratada y liberación de substancias que producen efecto antiinflamatorio y calmante del dolor, con relajación muscular, provocando una sensación de bienestar. Por último, los efectos biológicos se producen por la acción de los microorganismos o macroorganismos que se encuentran en el agua, en compleja unión.
Los tratamientos que se ofrecen en los centros termales, constituyen un complejo proceder terapéutico en el cual intervienen amplia variedad de factores:
- las características minerales de las aguas,
- las técnicas de administración de las mismas,
- factores ambientales y climáticos,
- el plan de actividades diarias,
- el régimen alimentario-dietético,
- ejercicio y reposo adecuados,
- influencias psicosociales,
- otros.
Todos los factores tienen importancia, pero son las aguas mineromedicinales y sus técnicas de aplicación los factores esenciales dentro del proceso terapéutico.